Tengo que reconocer que me gusta, y mucho, el nuevo coordinador general de Izquierda Unida Cayo Lara. Su elección no fue fácil, y todo el mundo coincidió a señalar que se eligió a un candidato de consenso, procedente del PCE (Partido Comunista), principal partido que integra la coalición.
Cayo Lara no lo tiene fácil. No es diputado en el congreso, lo es su antecesor Gaspar LLamazares, que aunque ha dejado el liderazgo del partido será diputado hasta el fin de la legislatura. Por lo que su aparición diaria en los medios es baja. Cayo procede de Castilla la Mancha, pero en las elecciones autonómicas de la CCAA en el 2007 su formación no tuvo representación parlamentaria.
Pero pese a eso, las veces que lo he visto hablar me parece un político con las ideas muy claras, con un discurso marcando distancia con el PSOE. Me parece importante señalar esto, porque IU sufre en los último años un descenso terrible en número de votos y escaños. En la legislatura que estamos ahora solamente tienen 2. Los motivos de estos resultados son amplios. Los más destacados, la ley electoral que los perjudica ampliamente y un discurso bastante similar al PSOE, con lo que por voto útil izquierdista anti PP les quita una buena base electoral.
IU necesita volver a la etapa de Julio Anguita, cuando la formación llegó tener 21 diputados, en esa etapa el partido recogió amplios votos del PSOE y de gente progresista que no acostumbra a votar. Esta base del electorado es la que la coalición tiene que volver a recuperar y con Cayo Lara tiene pinta de que puede pasar, no al nivel de Anguita pero si más de 2 diputados.
El voto descontento del PSOE que no va hacia el PP y votos de entidades progresistas no vinculadas a la política (ecologistas, multiculturalistas, igualdad de género, etcc.), son la futura base de votos.
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